Salmón frito fermentado al estilo tailandés

Salmón frito fermentado al estilo tailandés
foto: Daniel Aragay

Una receta tradicional tailandesa donde el ajo, la fermentación suave y la fritura crujiente se equilibran con la frescura del jengibre. Un contraste de sabores intensos y refrescantes que define la cocina del sudeste asiático.


Ingredientes (para 4 personas):

  • 500 g de salmón fresco (sin piel ni espinas)
  • 6 dientes de ajo (picados finamente)
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de azúcar
  • ½ cucharadita de glutamato monosódico (ajinomoto)
  • Aceite vegetal para freír

Para acompañar:

  • Jengibre fresco (cortado en láminas finas) – imprescindible
  • Rabanitos o col fresca en tiras finas – opcional
  • Chilis - opcional
  • Arroz jazmín o arroz glutinoso cocido – opcional pero muy recomendado

Preparación:

1. Cortar el salmón
Corta el salmón en tiras no muy grandes y ligeramente finas, de aproximadamente 5 a 6 cm de largo. Esto facilitará su maceración y una fritura uniforme.

2. Macerar
Coloca las tiras de salmón en un recipiente. Añade el ajo picado, la sal, el azúcar y el glutamato. Mezcla bien con las manos limpias o usando guantes, asegurándote de que cada trozo quede bien recubierto con los condimentos.

3. Fermentar suavemente
Tapa el recipiente con film transparente o una tapa hermética y deja reposar en la nevera durante un mínimo de 3 días y un máximo de 5. Durante este proceso, el pescado desarrollará un sabor más profundo y se suavizará el olor característico del pescado crudo.

4. Freír
Calienta abundante aceite en una sartén profunda o freidora. Fríe el salmón en tandas pequeñas para evitar que baje la temperatura del aceite. Cocina hasta que el pescado esté dorado y el ajo crujiente, sin llegar a quemarse. Podemos añadir en los últimos minutos de fritura algunos chilis para dar un toque picante.

5. Escurrir el exceso de aceite
Retira el salmón frito y colócalo sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

6. Servir
Sirve caliente, acompañado de láminas finas de jengibre fresco, que aportan un contraste refrescante esencial al plato.
Opcionalmente, puedes añadir rabanitos o col fresca cortada en tiras no muy grandes. Acompaña con arroz jazmín o arroz glutinoso para una experiencia completa.


Nota del autor:

El equilibrio entre lo frito y lo fresco es clave en esta receta. El jengibre no es un simple acompañamiento, sino un elemento indispensable que limpia el paladar y realza el sabor del salmón. Una preparación sencilla pero profundamente tailandesa, ideal para quienes disfrutan de los contrastes y los sabores auténticos.