Propiedad y vivienda en Suecia: cooperativas, derechos y obligaciones

Propiedad y vivienda en Suecia: cooperativas, derechos y obligaciones
foto: Daniel Aragay


Introducción: Suecia tiene un mercado de la vivienda particular, donde muchos residentes técnicamente no compran una vivienda en propiedad privada tradicional, sino que adquieren un derecho de uso sobre ella. Este modelo coexiste con el alquiler convencional y con la propiedad plena de casas unifamiliares. En este artículo exploraremos los tipos de vivienda en Suecia, cómo funcionan las cooperativas de vivienda, y aclararemos si realmente “no se tiene la propiedad sino el derecho a vivir en ella” (exceptuando casas unifamiliares). También revisaremos los derechos, normas y obligaciones relacionadas con la vivienda en Suecia, como la regulación de temperatura interior digna, el derecho a una vivienda y otras responsabilidades de inquilinos y propietarios.

Modalidades de vivienda en Suecia


Edificios residenciales en Suecia, que incluyen desde antiguas construcciones de ladrillo hasta viviendas cooperativas modernas. En Suecia existen tres formas principales de tenencia de la vivienda :

  • Alquiler (Hyresrätt): El inquilino paga un alquiler mensual a un propietario (público o privado) y a cambio obtiene el derecho a usar la vivienda . El dueño de la propiedad se encarga del mantenimiento estructural, reparaciones e instalaciones principales. El inquilino tiene derechos fuertes de permanencia (no puede ser desalojado sin motivo justificado) y puede rescindir el contrato con un preaviso (típicamente 3 meses) . No se permite al inquilino revender ni transferir el contrato y es ilegal pagar “en negro” por acceder a un alquiler (práctica perseguida por la ley) .
  • Cooperativa de propietarios (Bostadsrätt): Es un modelo intermedio entre alquiler y propiedad. La persona paga una aportación inicial importante para acceder a un piso, con lo que adquiere una participación en la cooperativa propietaria del edificio . En vez de poseer físicamente la vivienda, se posee una parte del inmueble a través de la cooperativa y un derecho de uso indefinido de un apartamento específico . Cada miembro paga también una cuota mensual a la asociación para gastos comunes (mantenimiento del edificio, seguro, etc.) . Este “piso en cooperativa” puede venderse en el mercado abierto – en Suecia normalmente mediante un sistema de pujas – pero el nuevo comprador debe ser aceptado por la cooperativa . Es la forma más habitual de “propiedad” de pisos en Suecia, ya que la cooperativa es dueña del inmueble y el residente es dueño de un derecho de residencia permanente sobre su piso . (Nota: desde 2023, más del 90% de los apartamentos en Suecia son cooperativas de este tipo, quedando muy pocos pisos de propiedad plena individual ).
  • Propiedad plena (Äganderätt): Implica ser propietario absoluto de la vivienda, ya sea una casa unifamiliar (lo más común) o, más raramente, un apartamento en propiedad vertical . En el caso típico, comprar una casa (“småhus”) incluye la vivienda y el terreno. Existe también la figura de “ägarlägenhet” (departamento de propiedad individual) introducida en 2009, donde uno posee el piso directamente en un edificio de varios apartamentos . Sin embargo, las ägarlägenheter son muy poco frecuentes (apenas un pequeño porcentaje del total de viviendas) . En la práctica, casi todas las viviendas unifamiliares en Suecia son de propiedad plena del residente, mientras que los apartamentos en edificios compartidos suelen ser alquilados o de cooperativa. (Cabe mencionar que algunas casas se ubican en terrenos arrendados al municipio bajo “tomträtt”, pero el edificio en sí se considera propiedad del residente.)

Cooperativas de vivienda: derecho de uso vs. propiedad


Bloque moderno de apartamentos en Suecia, típicamente gestionado bajo cooperativa de vivienda. El modelo de cooperativa (bostadsrättsförening) significa que la propiedad legal del edificio recae en la asociación de vecinos. El residente, al comprar, no adquiere la vivienda como propiedad individual registrada, sino un título de miembro de la cooperativa vinculado a un apartamento. Esto le da derecho permanente y exclusivo a usar ese apartamento . En la práctica cotidiana, es muy similar a ser propietario: el miembro puede reformar el interior de su piso a su gusto, vender su derecho de uso a otra persona, o hipotecarlo (usando su participación como garantía). Pero técnicamente, lo que se vende o hipoteca es la participación en la cooperativa, no el inmueble en sí.

Este sistema surgió en ausencia de una ley de propiedad horizontal como la de otros países . Por eso, en Suecia durante décadas no se “parceló” jurídicamente cada departamento; en vez de eso, se constituyeron cooperativas que poseen el edificio entero, y las personas copropietarias disfrutan del uso de una unidad de vivienda . Una ventaja es que suele requerir pagos mensuales más bajos que un alquiler equivalente, al no existir un arrendador con fines de lucro (las cuotas cubren costos reales) . Aun así, el miembro que compró su piso en cooperativa probablemente tendrá una hipoteca bancaria por la aportación inicial, como en una compra de vivienda tradicional .

Es cierto, por tanto, que en Suecia quien adquiere un piso normalmente no obtiene la plena propiedad del inmueble, sino el derecho a habitarlo indefinidamente. Salvo excepciones (p.ej. apartamentos ägarlägenhet), casi todos los pisos residenciales funcionan bajo arrendamiento (alquiler) o bajo cooperativa . La excepción principal son las casas unifamiliares, donde sí se suele tener una propiedad directa sobre la vivienda (y terreno) al estilo convencional. En resumen: el sueco medio “propietario” de un piso en realidad es socio de una cooperativa que le garantiza por ley el uso de su vivienda mientras cumpla sus obligaciones . Esta distinción jurídico-técnica no impide que la gente hable coloquialmente de “comprar una vivienda”, pero es útil entender el trasfondo: el modelo escandinavo de cesión de uso busca equilibrar seguridad de tenencia y participación comunitaria .

Derechos de vivienda en Suecia


Suecia reconoce la vivienda digna como un derecho social básico. “Todo el mundo tiene derecho a una vivienda”, según la educación cívica sueca . Esto significa que ninguna persona debería quedar sin techo: si alguien se encuentra sin lugar donde vivir, puede solicitar ayuda al municipio para que se le facilite algún tipo de alojamiento . La administración municipal es responsable de garantizar alojamiento a los residentes empadronados que lo necesiten , ya sea mediante viviendas sociales, albergues temporales u otras soluciones. Asimismo, cualquier residente tiene derecho a mudarse libremente a cualquier parte del país – no hay restricciones de empadronamiento que impidan vivir en otra ciudad o región .

El Estado sueco, a través de leyes y normativas, también impone estándares de habitabilidad que aseguren condiciones dignas en las viviendas. Un ejemplo concreto es la norma de temperatura mínima en los hogares: las autoridades sanitarias (Folkhälsomyndigheten) establecen que la temperatura interior no debe ser inferior a 18 °C de forma prolongada . De hecho, se recomienda entre 20 °C y 23 °C como rango confortable, y para personas vulnerables (mayores, enfermos) el mínimo legal se eleva a 20 °C . Estas directrices son de obligado cumplimiento para los arrendadores: el propietario de un edificio debe asegurar la calefacción suficiente, y si un inquilino sufre frío persistente puede exigir soluciones. En última instancia, las autoridades locales pueden medir la temperatura y obligar al casero a corregir deficiencias . (Cabe añadir que también existe una temperatura mínima de 16 °C para el suelo de la vivienda, para evitar pisos excesivamente fríos ).

Otros derechos del inquilino incluyen el recibir una vivienda en buen estado y que el casero repare averías de elementos esenciales. Si algo importante se rompe en un piso alquilado (por ejemplo, la cocina o el frigorífico), el propietario tiene la obligación de repararlo sin costo para el inquilino . Además, los inquilinos cuentan con la protección de la Hyresgästföreningen (Asociación de Inquilinos), que negocia alquileres justos a nivel nacional y ofrece asesoría legal en caso de conflictos . Gracias a estas negociaciones, Suecia mantiene una cierta moderación en los precios del alquiler y mecanismos de control de renta: si un alquiler de segunda mano es excesivo comparado con pisos similares, el inquilino puede pedir la intervención de la Comisión Regional de Alquileres (Hyresnämnden) para bajarlo .

Por su parte, quien vive en una cooperativa de propietarios es dueño de su apartamento de puertas adentro, por lo que debe encargarse él mismo (y costear) reparaciones internas, electrodomésticos, pintura, etc. . También debe pagar puntualmente la cuota mensual a la asociación y respetar sus estatutos. Incumplir gravemente las obligaciones (por ejemplo, no pagar la cuota o dañar la propiedad) puede llevar en casos extremos a la expulsión de la cooperativa, obligando al socio a vender su derecho de vivienda . No obstante, estas expulsiones son rarísimas; la norma general es la estabilidad: mientras se cumplan las reglas básicas, el derecho de uso es vitalicio.


Obligaciones y convivencia en la vivienda


Tener una vivienda en Suecia conlleva obligaciones de convivencia y cuidado tanto para inquilinos como para propietarios. Un principio fundamental es mostrar consideración hacia los vecinos dado que muchas personas viven puerta con puerta. Por ejemplo, en los edificios residenciales se exige reducir ruidos por la noche y respetar el descanso de los demás. No está permitido hacer mucho ruido en horas intempestivas: se debe evitar poner música o la TV a volumen alto, abstenerse de taladrar o martillar paredes en la noche, y no usar electrodomésticos ruidosos de madrugada . También se espera que las áreas comunes (escaleras, pasillos, ascensores, lavandería, patios) se mantengan ordenadas y sin obstáculos. Por motivos de seguridad y limpieza no se dejan objetos personales en pasillos o escaleras, y usualmente no se puede hacer barbacoa en el balcón (para no molestar con humo) .

En la lavandería comunitaria – un servicio típico en los edificios suecos – cada residente debe limpiar después de usarla y respetar el turno reservado. Asimismo, está prohibido fumar en espacios comunes interiores (escaleras, ascensores, sótanos); si se fuma en balcones o afuera, se debe tener cuidado de no molestar a vecinos ni ensuciar con colillas . Incluso las mascotas deben manejarse con civismo: el dueño debe evitar que su perro ladre constantemente o ensucie las áreas compartidas y jardines del edificio .

En cuanto a las obligaciones legales en alquiler, el inquilino debe pagar la renta puntualmente y usar la vivienda para el fin acordado (habitarla). Si incumple gravemente, el propietario puede tener derecho a rescindir el contrato. La ley enumera causas como: retrasarse más de una semana en el pago del alquiler, subarrendar la vivienda sin permiso, utilizar el apartamento para actividades ilegales o distinto uso (por ej. negocio no autorizado), causar daños o negligir el cuidado de la vivienda, molestar seriamente a los vecinos, etc. . Solo ante faltas graves de este tipo un arrendador puede desalojar a un inquilino, y aun así generalmente mediará antes la Comisión de Alquileres para verificar el caso. En resumen, los inquilinos disfrutan de alta protección en Suecia siempre que cumplan sus deberes básicos.

Por último, tanto inquilinos como propietarios son animados a contar con un seguro del hogar que cubra sus pertenencias y daños accidentales . Las pólizas de hogar son comunes y a menudo requeridas por los contratos, proporcionando tranquilidad ante incidentes (incendios, fugas, robos, etc.). En viviendas cooperativas o casas, se suele complementar con seguros específicos de la comunidad o de la propiedad.


Conclusión

Suecia ofrece un enfoque particular al tema de vivienda, priorizando la seguridad residencial y el bienestar comunitario. La extendida figura de la cooperativa de vivienda implica que, salvo en casas independientes, la mayoría de habitantes no tienen un título de propiedad tradicional sobre su piso, sino un derecho de uso indefinido garantizado por su participación en una asociación. Esto no merma sus derechos económicos (pueden vender, heredar o hipotecar ese derecho) , pero crea un sentido de responsabilidad compartida en el edificio. Al mismo tiempo, existen estrictos derechos y normas pensadas para asegurar que cada vivienda sea digna: desde la posibilidad de recurrir al municipio si uno carece de techo , hasta reglamentos que obligan a mantener una temperatura adecuada (mínimo 18 °C) en casa . Los suecos también respetan una cultura de convivencia en bloques de pisos, con reglas de ruido y uso de espacios comunes muy interiorizadas .

En conclusión, vivir en Suecia significa hacerlo bajo un marco que equilibra derechos robustos (nadie debería quedar sin vivienda ni sufrir condiciones indignas) con obligaciones hacia la comunidad (respeto mutuo y cuidado del entorno común). Ya sea alquilando, en cooperativa o en propiedad, la vivienda se concibe no solo como un bien individual, sino como parte de un tejido social donde todos tienen deberes y derechos para lograr un hogar digno y armonioso para cada persona.