¿Por qué creció la extrema derecha?

Internet ha sido uno de los grandes responsables del auge de la extrema derecha. ¿Por qué? Te lo explico.
Antes, personas ignorantes —el clásico “tonto del pueblo”—, abusadores, delincuentes o corruptos eran considerados gente “non grata”. Estaban ahí, sí, pero aislados. Relegados a sus espacios, en sus cuevas. Algunos montaban sus propias organizaciones, pero por vergüenza o miedo al rechazo social, se mantenían en el anonimato, sabiendo que su discurso no era bien recibido.
Y entonces llegó Internet.
La red lo cambió todo: conectó a personas con intereses comunes, sin importar lo lejos que vivieran. En el lado positivo, científicos de distintos países pudieron colaborar y avanzar juntos. Otras personas encontraron por fin un espacio para expresarse, como el colectivo LGBTQ+, o quienes tienen aficiones minoritarias: coleccionistas de rarezas, fans de Eurovisión, etc.
Pero también ocurrió lo mismo en el otro lado.
Los ignorantes, abusadores, delincuentes… también encontraron su tribu. Descubrieron que no estaban solos, que eran más de lo que imaginaban. Y ahí empezó todo: se organizaron, se dieron voz, se reforzaron mutuamente. Al principio lo hicieron en foros del underground, como 4chan o Forocoches. Pero ahora están desbocados.
Saben que son muchos, y eso ha empujado a que personas indecisas —que antes se habrían mantenido al margen— vean que pueden ser aceptadas por esos mismos grupos.
Y así, poco a poco, han ido ganando poder y las redes sociales generalistas han tenido mucho que ver. Obsesionados con retener a su audiencia han visto que la economía del odio funciona, les da dinero y es lo único lo que les interesa, puro capitalismo, así que si sumas extrema derecha con el ultra capitalismo, tenemos la sociedad en la que vivimos actualmente.
¿Y ahora qué? ¿Qué podemos hacer para revertir esta situación?
No basta con indignarse. Hace falta actuar. Y eso pasa por reconstruir los espacios digitales libres y descentralizados donde el pensamiento crítico, la empatía y el respeto sean protagonistas. Hay que apoyar a quienes hacen buen periodismo, a los colectivos que luchan por los derechos humanos, por la diversidad, por la verdad.
También es clave que no dejemos solos a los que reciben ataques: humoristas, activistas, docentes, periodistas… necesitan saber que no están solos como sí lo estaban antes los otros.
Y, sobre todo, hay que hablar, debatir, incomodar y compartir información. Porque si ellos crecieron sintiéndose muchos, tal vez es hora de que nosotras y nosotros también empecemos a hacer ruido.
Porque también somos más. Solo que a veces, nos cuesta creerlo.