La historia del chile en Tailandia: del intercambio global a la mesa tailandesa

La historia del chile en Tailandia: del intercambio global a la mesa tailandesa

La cocina tailandesa es famosa hoy en día por su característico sabor picante, en gran parte gracias al chile. Sin embargo, esta especia no siempre formó parte de la gastronomía local: el chile es originario de América (Mesoamérica, principalmente la zona de México) y llegó a Asia tras los viajes de exploración europeos en la era colonial. A continuación exploramos quién introdujo el chile en Tailandia, cuándo ocurrió y cómo transformó la cocina tailandesa, junto con el contexto histórico del intercambio global de alimentos y qué usaban los tailandeses para dar picante antes de conocer este fruto.

Origen americano del chile y el intercambio colombino

El chile (ají o pimiento picante) es una planta del género Capsicum, nativa de regiones tropicales de América. Varias de sus especies fueron domesticadas en Mesoamérica hace miles de años (evidencias arqueológicas indican cultivo de chiles desde hace al menos 6,000–8,000 años en zonas de México y Centroamérica). Tras la llegada de Cristóbal Colón a América a finales del siglo XV, comenzó el llamado Intercambio Colombino, un vasto intercambio global de plantas, animales, alimentos e ideas entre el Nuevo Mundo y el Viejo Mundo. En ese proceso, el chile salió de América y se dispersó por Europa, África y Asia a partir del siglo XVI, llevado por exploradores y comerciantes europeos.

Los primeros reportes señalan que España y Portugal fueron claves en difundir el chile por el mundo. Colón mismo llevó algunos frutos a Europa en sus viajes, pero fue realmente a través de Portugal que el chile ganó popularidad en el Viejo Mundo. Los portugueses establecieron rutas marítimas a Asia a partir de 1498 (viaje de Vasco da Gama) y en sus travesías fueron introduciendo cultivos americanos. De hecho, los navegantes portugueses fueron los primeros en llevar el chile al continente asiático, junto con otros alimentos como la patata, el maíz, el tomate, el tabaco o la papaya. Por su parte, los españoles difundieron el chile en sus colonias asiáticas (especialmente vía Filipinas), lo que contribuyó a su llegada a distintas regiones de Asia. Ambos imperios ibéricos jugaron un papel central en esta “conquista picante”. En resumen, durante el siglo XVI (y principios del XVII) el chile americano viajó a Europa y luego, vía comercio y colonización ibérica, se introdujo rápidamente en África y Asia.

La cocina siamesa antes del chile: picante sin chile

Antes de la llegada del chile americano, la cocina tradicional de Siam (antiguo nombre de Tailandia) ya valoraba el sabor intenso y picante, pero lo conseguía con ingredientes locales. En aquella época (hasta el siglo XVI), los platos tailandeses obtenían su picor principalmente de la pimienta – tanto blanca como negra – que se cultivaba en la región. La pimienta (granos de Piper nigrum) es originaria del sur de la India, pero había llegado al sureste asiático siglos antes a través del comercio y el contacto cultural (por ejemplo, monjes budistas de Sri Lanka trajeron especias indias a Siam ya en el periodo del reino de Sukhothai).

Además de la pimienta, los cocineros siameses empleaban diversas hierbas aromáticas y especias para dar sabor y “calor” a sus recetas. Entre los condimentos típicos se contaban ajo, chalota (shallot), cebolla, jengibre, galanga (jengibre tailandés), así como hierba de limón (lemongrass) y albahaca, entre otros. Con estos ingredientes elaboraban pastas y salsas picantes. Por ejemplo, existía una salsa básica para acompañar el arroz, pescados y verduras fermentadas que llevaba pasta de camarón fermentado (krill) mezclada con ajo, chalotas y especias; esta podría considerarse precursora de lo que luego sería la salsa de chile o nam prik. En general, antes del siglo XVI el picante en Siam provenía de la pimienta y las raíces como el jengibre, logrando sabores intensos sin ají.

La llegada del chile a Siam (Ayutthaya) en el siglo XVI

Tailandia (Siam) nunca fue colonizada por una potencia occidental, pero sí mantuvo contacto temprano con los europeos. En particular, los portugueses fueron los primeros occidentales en llegar al Reino de Ayutthaya (antiguo Siam). En 1511, tras conquistar Malaca (Malasia), el gobernador luso Afonso de Albuquerque envió una misión diplomática a la corte siamesa. Ese año se considera el inicio de las relaciones Siam–Portugal. Para 1540, los portugueses ya habían obtenido permiso para establecerse en Ayutthaya, la capital, formando una pequeña comunidad de mercenarios, comerciantes, misioneros y artesanos. Fueron los primeros extranjeros residentes en Siam y su presencia trajo consigo diversos productos “exóticos” del otro lado del mundo – entre ellos, el chile.

¿Quién introdujo el chile exactamente en Tailandia? Los registros específicos son escasos (no se ha hallado un documento siames concreto que diga “fulano trajo las semillas de chile”). Sin embargo, los historiadores deducen que fueron los propios portugueses, muy probablemente sus misioneros religiosos, quienes introdujeron las semillas de chile en Siam. Existe evidencia de una práctica diplomática: en 1543 se documenta que misioneros portugueses llevaron semillas de chile a Japón como regalo, y en 1552 un sacerdote luso obsequió semillas picantes a un señor feudal japonés. Es razonable pensar que en Siam sucedió algo similar en la misma época: los sacerdotes y comerciantes portugueses habrían regalado semillas de distintas variedades de ají (por ejemplo, chile piquín, chile güero o incluso pimientos más grandes) a la población local y a la corte, como gesto amistoso y para introducir nuevos cultivos. De este modo, a mediados del siglo XVI el chile americano hizo su entrada en tierra siamesa, comenzando a cultivarse localmente.

Nobel portugués escoltado por su séquito en la India. Códice Casanatense (circa 1540)

Cabe destacar que en la lengua tailandesa moderna el chile se denomina prik. Aunque no sabemos el momento preciso en que esta palabra entró al vocabulario, su uso generalizado sugiere la rápida adopción del producto. De igual forma, otras palabras tailandesas delatan el origen extranjero de nuevos alimentos: por ejemplo, la patata se llama man farang (“tubérculo occidental”) y la papaya se llama malakor (por Malaca, de donde llegó vía comerciantes portugueses). Esto refleja cómo varios frutos y hortalizas traídos por los portugueses se integraron a la cultura local, recibiendo nombres que aún hoy recuerdan su procedencia foránea. En suma, la introducción del chile en Siam fue parte de un influjo más amplio de alimentos americanos (tomate, maíz, cacahuate, piña, etc.) llegados con comerciantes ibéricos en el siglo XVI.

Difusión e impacto en la gastronomía tailandesa

Una vez introducido, el chile se difundió rápidamente por todo el reino de Siam y comenzó a incorporarse en las preparaciones locales. En las décadas siguientes, los habitantes descubrieron que esta nueva especia ofrecía un picante distinto y más intenso que la pimienta tradicional, por lo que empezaron a agregar chile a sus salsas y platos para realzar el sabor. La salsa de pescado fermentado con hierbas evolucionó hacia el nam prik, una salsa picante a base de chiles machacados con ajo, chalotas y pasta de camarones fermentados, que se convirtió en acompañamiento típico de pescados, verduras y arroz. De hecho, el enviado francés Simon de la Loubère, que visitó Siam en 1687, describió la salsa nam prik de los siameses como “sencilla, hecha con un poco de agua, chile, chalotas, ajo y pasta de camarón”, servida con verduras y pescado. Este testimonio confirma que para fines del siglo XVII el chile ya ocupaba un lugar central en la mesa tailandesa.

Otros registros históricos extranjeros también dan fe del cambio culinario. Por ejemplo, el misionero Nicolas Gervaise, en su crónica de Siam circa 1680, relata que en los banquetes del rey Narai se servían arroces con curry, y nota que el pueblo siamés solía mezclar sal con crema de coco y añadir pimienta (posiblemente aún refiriéndose a pimienta negra), junto con hierbas, para lograr un toque picante. Es posible que Gervaise escribiera en un momento de transición en que tanto pimienta como chile convivían en la cocina. Pero poco después, los europeos en Siam ya destacaban el uso ubicuo del nuevo ají. Loubère, como vimos, detalla el uso de chiles en la salsa nam prik. Asimismo, documentos locales posteriores (siglos XVIII–XIX) muestran recetas y menciones de prik como ingrediente común, aunque lamentablemente muchos registros escritos del periodo de Ayutthaya se perdieron cuando la capital fue saqueada en 1767, lo que dificulta tener fuentes siamesas directas. Por eso, las crónicas de viajeros y misioneros resultan valiosas evidencias históricas de este cambio gastronómico.

El impacto del chile fue transformador. Antes de su llegada, los platillos tailandeses se sazonaban con ajo, cebolla, jengibre, galanga, pimienta y hierbas aromáticas; tras conocer el chile, estos condimentos siguieron usándose pero el ají añadió una nueva dimensión de picor. No solo la cocina de Siam cambió: el uso del chile se extendió por las cocinas de la región (India, China, Laos, Myanmar, etc. incorporaron también los chiles americanos en sus gastronomías locales durante esos siglos). En Tailandia, con el tiempo el chile se volvió inseparable de la identidad culinaria nacional. Hoy en día platos emblemáticos como los currys (kaeng), la sopa tom yum, las ensaladas picantes (yam), los salteados e incluso salsas caseras, todos suelen llevar chile en mayor o menor cantidad. De hecho, la mayoría de las recetas tailandesas contemporáneas utilizan chile como uno de sus ingredientes principales. Tras más de cuatro siglos desde su introducción, el chile se considera un pilar de la gastronomía tailandesa, al punto que el carácter picante es uno de los “sabores fundamentales” de la comida Thai.

Conclusión: un fruto americano en la cultura thai

La introducción del chile en Tailandia es un fascinante ejemplo de cómo el intercambio global de alimentos, catalizado por la era de las exploraciones y el colonialismo, transformó culturas locales. Un fruto originario de México y Centroamérica logró, en cuestión de unas cuantas generaciones, arraigarse en la dieta de un reino del sudeste asiático, cambiando para siempre su perfil de sabor. Fueron comerciantes y misioneros portugueses del siglo XVI quienes llevaron las primeras semillas a Siam, y desde entonces el “ají” foráneo encontró suelo fértil en los huertos tropicales tailandeses. Los cocineros locales pronto abrazaron el nuevo condimento, integrándolo creativamente con sus técnicas e ingredientes tradicionales (pasta de camarón, hierbas, coco, etc.).

Antes de 1500, los tailandeses dependían de la pimienta y el jengibre para el picante; después de 1600, no concibieron sus curries sin un puñado de chiles. Este cambio quedó documentado en crónicas y recetas de la época, evidenciando cómo un elemento extranjero puede redefinir una cocina nacional. Hoy, Tailandia no solo consume chile profusamente sino que se ha convertido en uno de los mayores productores y exportadores mundiales de este fruto, cerrando así el círculo de la difusión global del chile. En definitiva, la historia del chile en la cocina tailandesa muestra el poder del intercambio cultural en la gastronomía: un ingrediente viajero que, al echar raíces lejos de su hogar original, dio lugar a nuevos sabores y tradiciones que ahora son insignia de la identidad tailandesa.